Crónica Veneración a Nuestro Padre Jesús del Gran Poder
- Hdad. Gran Poder Dos Hermanas
- 6 nov 2020
- 4 Min. de lectura
2020: El año de la cercanía.

La devoción a la Bendita y Sagrada Imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder es un hecho que en su estación de penitencia cada madrugada del Viernes Santo, en sus traslados cuaresmales o en la subida a su paso procesional, se refleja con la multitud de devotos que se congregan para pedir calladamente, el favor que le solicitan.
2020 ha sido el año, en que estas muestras, puras y sencillas de fervor profundo, se han vuelto esquivas a nuestros ojos. Muchos han sido los eventos principales, los que no se han podido realizar tal y como manda la tradición. Los fieles y devotos del Señor, ya sean hermanos o no, solo han tenido la oportunidad, según lo disponían las medidas sociosanitarias actuales, de asistir a la Capilla para visitar a los Sagrados Titulares en su altar, separados por el presbiterio. Y desde allí, hacerles llegar su oración, su petición, su acción de gracias o su mirada.
Cierto es, que los que creemos en la inmensa magnitud de su Poder, sabemos que Dios está presente en nuestra vida de forma constante. Pero, cuán importante es, sentirnos cerca de Él. Cuán importante es sentir cerca al Señor.
Este pasado día 1 de noviembre, la Capilla ha sido testigo de esta renovación del fervor al Señor del Gran Poder. En acción de gracias por el XXV aniversario de la Bendición de la Capilla, el Señor bajó de su altar, para sentir cerca a sus fieles. Bajó para todos sintiéramos la cercanía del Señor. La cercanía del que siempre está.
Con un horario casi ininterrumpido, en esa jornada de Domingo se personaron una cantidad considerable de fieles, que cumpliendo en todo momento con el distanciamiento unipersonal y evitando la concentración en los espacios públicos, como acto de responsabilidad y coherencia con los tiempos actuales, el Señor no se encontró solo en ningún momento. Ninguna persona, se sintió sola ese Domingo.
“Es ahora cuando más necesitamos al Señor”. Es la frase que más se escuchó en la puerta de la Capilla, seguido de un “muchísimas gracias por ponerlo tan cerca”. Hombres fuertes de espíritu, emocionados ante la mirada del Señor. Mujeres llenas de valentía, emocionadas ante la majestuosidad del Señor. Niños que aún temen al Señor, se fijaban en sus benditos pies.
Todos. Todos los que acudieron el Domingo pasado a la Capilla, salieron tocados por la presencia de Dios. Salieron reconfortados en su dolor, restablecidos en su fe, purificados en su miedo. Las lágrimas fueron de la alegría del reencuentro, del reconocimiento de Su Divinidad. Padre y madres, abuelos y abuelas, presentaban a sus hijos y nietos, al son de “Cuídalos Padre. Danos salud”.
Sin ti Gran Poder, ¿Qué fortaleza nos espera? Sin ti Señor, ¿Qué vida nos aguarda? Sin ti, ¿Qué sería del amor y la esperanza?
Nos hemos vuelto a poner en tus manos, para que sigas siendo la roca en la que seguir construyendo nuestra vidas. Te hemos vuelto a pedir la fe, que nos permitirá atravesar, sin perdernos, las noches más oscuras. Nos hemos sentido, Gran Poder, acogidos, oídos, salvados y eternos, en tu presencia. Contigo, podemos coger nuestra cruz y seguirte, esperándolo todo a cambio de nada. Solo tu Señor, solo tu Dios, puedes salvarnos.
Nuestro Párroco y Director Espiritual, el Rvdo. D. Manuel Sánchez de Heredia, cerró el acto con una oración que profundizó en estos términos. En ella, presentó al Señor, la situación que vivimos con la Covid19, que tanto nos está azotando. Implorando al Señor que necesitamos de su mano amiga, de su ternura infinita, de su inmensa misericordia. Necesitamos su abrazo que sostiene. Y aplicó esta oración, a aquellos hermanos que se encuentran pasando una enfermedad, a los que atraviesan problemas causados por la crisis económica, pidiendo su auxilio y su confortación. Y tras las preces de rigor, el acto se concluyó con el canto por excelencia del Señor, que tan propicio es a nuestra situación “Como res callada que a la muerte va, muere porque quiere al hombre salvar”.
Solo nos queda, guardar en la memoria la cercanía que hemos vivido junto al Señor. Aún sin haber podido dejar un beso en su bendita mano o en su venerado pie, nuestra oración, nuestra plegaria, la tiene el Señor custodiada en su corazón y tenemos la confianza en que seremos atendidos, por medio de su amor. Si grande es Su Poder, más aún es su amor hacia su creación. Nosotros solo debemos seguir alimentando el amor a Dios. Debemos seguir buscando su Palabra, en las misas de hermandad. Debemos seguir sus pasos que nos llevan a la verdad. Al camino correcto. A la vida eterna.
Nosotros confiamos en el Gran Poder de Dios. Es nuestro lema de Corporación desde hace más de un siglo. Y en esta pasada jornada del Domingo, lo hemos vuelto a vivir y a demostrar.
Señor, por tu Gran Poder, salvad al linaje humano.
A continuación, podrán visualizar un video que se encuentra en nuestro canal de Youtube, o en la sección multimedia de nuestra web, de la última hora de la Veneración junto a la Oración de cierre del acto, dirigida por nuestro Rector y Director Espiritual, el Rvdo. D. Manuel Sánchez de Heredia.
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