Lema XXV Aniversario Bendición Capilla

Fueron Sus manos

Nuestra Hermandad, en un momento determinado de su historia, necesitó de las manos del Señor, para alabar aún más su Santo Nombre. El Señor, en su inmensa sabiduría y saber, nos proporcionó otras manos, nacidas de las Suyas, que fueron las ideólogas y ejecutoras, del Templo que hoy disfrutamos para la mayor honra y gloria de Dios.

Fueron ellos. Un grupo de hermanos que diariamente y durante mucho tiempo, se dedicaron íntegramente, con el sudor de sus manos y la fuerza de su corazón, a levantar una nueva Casa para Dios. Un Templo de los nazarenos, para el Nazareno. Un nuevo Templo para la Iglesia diocesana, que contribuiría al culto diario a Dios Eucaristía y a Dios Hijo, que inclinado por el peso de la Cruz, acerca su rostro, para oír más de cerca nuestras plegarias, nuestros pesares y nuestras alegrías.

Así, como las Sagradas Escrituras nos indica en el Evangelio de San Lucas “Ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc. 1: 37), o el libro de los Salmos, “En ti confiaron nuestros Padres” (Sal. 22: 4), o “En las obras de tus manos me gozo” (Sal. 92: 4), nuestra Hermandad quiere, al amparo del Verbo de Dios, seguir haciendo extensible su Palabra. Y para ello, este lema: “Fueron Sus manos”, es un abrazo envuelto en palabras a todos aquellos que trabajaron por y para Dios, cuyas manos estuvieron presentes. Esta Capilla es un fiel reflejo de lo que de divino hay en el hombre y, de lo que humano hay en Dios.

Fueron sus manos, las de los hermanos. Fueron sus manos, las de Dios. Unidas por el vínculo indisoluble de Su amor, las que hicieron posible la realidad que festejamos. Sirva este lema, como sincero homenaje para aquellas familias que entregaron años de su vida por ver levantada la Capilla a Jesús del Gran Poder.

Dos Hermanas, 30 días del mes de Octubre, del Año del Señor de 2020. Laus Deo